Muchos bebés tienen cierto grado de reflujo; es decir, regresan un poco la leche. Sin embargo, esto no necesariamente implica que sea una enfermedad. En general, si el bebé luce bien, aumenta de peso, no deja de respirar al tener reflujo y no tiene neumonías de repetición, puede tener lo que se conoce como reflujo fisiológico (no enfermedad). Tu pediatra podrá orientarte al respecto.
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